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La policía científica es una rama de la ciencia que se ocupa de la aplicación de métodos científicos a problemas jurídicos. Los forenses recogen y analizan pruebas físicas, tratando de establecer vínculos entre sospechosos y víctimas, escenas del crimen y otras circunstancias que puedan ser relevantes para la investigación. Esto se hace examinando las pruebas en detalle, analizándolas mediante diversas técnicas y comparándolas con casos similares siempre que sea posible.
El método científico es un proceso de producción de conocimiento que comienza con una observación y utiliza el empirismo, la evidencia y la experimentación para generar y probar hipótesis. Es reflexivo: comienza con una observación sobre el mundo natural, luego hace una inferencia sobre la causa de ese fenómeno, pone a prueba sus predicciones a partir de nuevas observaciones, extrae conclusiones de esas observaciones y pasa a hacer nuevas predicciones empíricas basadas en esas conclusiones. A través de este ciclo de pruebas, aprendizaje de los errores (o corroboración de teorías anteriores), perfeccionamiento de la comprensión de la realidad mediante experimentos que contrastan esas teorías con otros datos disponibles -todo ello dentro de lo que Karl Popper denominó una "sociedad abierta"-, el conocimiento científico avanza progresivamente con el tiempo a medida que se va refinando.
La investigación forense es un proceso en el que intervienen muchos tipos diferentes de pruebas y procesos. También implica a muchas personas diferentes, cada una con su propio papel en la investigación. El investigador forense debe saber cómo recoger, preservar y documentar adecuadamente todas las pruebas para que puedan utilizarse ante un tribunal.
Es importante que los investigadores sepan qué tipo de pruebas están buscando y cómo encajan en el conjunto de la investigación, ya que en la mayoría de los casos hay múltiples pruebas que apuntan a una u otra conclusión.
Los investigadores forenses deben tener siempre presente que hay muchas maneras diferentes en que un investigador puede examinar cualquier escena del crimen, lo que significa que puede haber muchos sospechosos posibles en función de lo que encuentren durante su inspección inicial.
Los forenses utilizan pruebas para determinar lo que ocurrió en la escena de un crimen. Las pruebas incluyen pruebas físicas, pruebas bioquímicas, pruebas médicas y de autopsia, pruebas circunstanciales y testimonios de testigos presenciales. Las pruebas físicas son el tipo más común de ciencia forense y pueden utilizarse para identificar a los autores y a las víctimas.
Las pruebas físicas pueden incluir huellas dactilares, muestras de ADN o cabellos que se hayan dejado en el lugar de un delito o en relación con una víctima o un autor por contacto con objetos como ropa o armas. Además de estos tipos de aspectos físicos que suelen encontrarse en el lugar del delito (por ejemplo, manchas de sangre en la ropa), también pueden analizarse otros tipos de materiales por su composición química (por ejemplo, muestras de tierra) que pueden aportar información valiosa sobre la forma en que esos materiales entraron en contacto con otros objetos que se encuentran cerca de los lugares de donde se recuperaron; estos tipos se denominan a veces materiales "traza" porque puede que sólo existan en pequeñas cantidades en determinadas zonas de donde se recogieron."
Los testigos suelen ser fuentes de información poco fiables, y las razones de ello son numerosas. Los testigos pueden ser incapaces de recordar detalles específicos, sus recuerdos pueden estar sesgados por otros factores o simplemente pueden no ser sinceros. Por ejemplo:
Como investigador forense, debe ser consciente de los problemas potenciales del testimonio de los testigos. El primero es que puede ser inexacto. Los testigos pueden cometer errores, especialmente cuando están bajo estrés o presión. Por ejemplo, un testigo puede no ver algo con claridad debido a la oscuridad o a la niebla, lo que le resta fiabilidad como testigo. El segundo problema es que el testimonio puede estar sesgado hacia el propio punto de vista de una persona sobre un asunto (factores de personalidad). Esto significa que al examinar las pruebas desde múltiples puntos de vista -por ejemplo, si alguien había bebido alcohol antes de presenciar un suceso- puede tener dificultades para recordar correctamente los detalles porque su percepción se vio alterada por su estado de embriaguez. En tercer lugar, puede haber otros factores que influyan en lo que alguien recuerda sobre un suceso, como el estrés o el miedo, que podrían afectar a la precisión con la que recuerde detalles sobre lo ocurrido ese día más adelante, cuando sea interrogado por los investigadores en algún momento posterior a lo ocurrido."
Las pruebas físicas tienen sus propias limitaciones intrínsecas. Un científico puede no ser capaz de determinar si una prueba física se ha realizado correctamente o cómo, y no hay forma de validar los resultados de una prueba concreta. Los delincuentes también pueden contaminar las pruebas físicas intencionadamente colocando muestras y objetos falsos en la escena del crimen, lo que puede dificultar que los científicos forenses interpreten con precisión lo que encuentran.
Además, muchas pruebas físicas son subjetivas por naturaleza; es decir, depende de los humanos (los científicos) y no de las máquinas (las máquinas) interpretar lo que ven en una imagen o conjunto de datos, lo que significa que el sesgo humano podría entrar en juego a la hora de sacar conclusiones sobre lo que dicen esas imágenes. Por último, si se prueban varios métodos diferentes con muestras de materiales antes de decidir cuál es el más adecuado para detectar algo como ADN o residuos de pólvora en un arma utilizada durante una supuesta investigación en el lugar del crimen, es posible que se produzcan algunos errores a la hora de hacer las cosas bien a la primera.
Los científicos forenses utilizan una cuidadosa experimentación para establecer protocolos de recogida y análisis de pruebas. Esto es importante porque el establecimiento de protocolos garantiza la integridad de las pruebas.
La experimentación también es necesaria para determinar la mejor manera de recoger y almacenar las pruebas. Es necesaria porque los distintos tipos de materiales requieren métodos diferentes de recogida, almacenamiento y conservación.
Por último, los científicos forenses deben experimentar con los protocolos de análisis para que sean válidos o fiables. Si no se configura el sistema correctamente al principio, los resultados se verán alterados más adelante, cuando se analicen otras muestras de escenas de delitos similares.
Es importante tener en cuenta que las pruebas pueden ser destruidas o contaminadas por el medio ambiente, así como por el investigador de la escena del crimen, el técnico del laboratorio de criminalística, un abogado defensor y, en última instancia, incluso un juez.
Por eso es fundamental que todas las partes implicadas en una investigación mantengan una cadena de custodia adecuada de todas las pruebas. Esto significa que ninguna persona debe manipular las pruebas desde que se recogen en el lugar del delito hasta que llegan a su destino final en el laboratorio y, de nuevo, cuando llega el momento del juicio.
La bioquímica es una rama de la ciencia aplicada que utiliza los procesos químicos para investigar la fisiología de los sistemas vivos. Como parte de la ciencia forense, utiliza las pruebas biológicas como herramienta en la justicia penal.
Las pruebas de ADN son un proceso utilizado por los bioquímicos para detectar el ADN de los fluidos corporales depositados en el lugar del delito. Los resultados pueden identificar a personas concretas y proporcionar información valiosa sobre su identidad, sus pautas de comportamiento e incluso su estado de salud. El análisis del ADN va más allá de la mera identificación; esta tecnología también puede utilizarse para determinar características físicas como el color de los ojos y la estatura a partir de muestras como el pelo o las células de la piel dejadas en un lugar en el que ha estado presente una persona.
La investigación forense es una ciencia, pero también implica mucha experiencia y conocimientos. Requiere una cuidadosa atención al detalle y la capacidad de pensar con claridad en situaciones de tensión. Los investigadores forenses deben ser capaces de utilizar el método científico para llegar a conclusiones, teniendo en cuenta al mismo tiempo los errores humanos y otras posibles fuentes de sesgo. También deben ser capaces de comprender cómo pueden contaminarse o destruirse las pruebas con el paso del tiempo.
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