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Las causas de la delincuencia son variadas, pero muchos expertos coinciden en que tanto la naturaleza como la educación desempeñan un papel. En este artículo analizamos el impacto de factores personales como el desarrollo cerebral, la genética y la salud mental en el comportamiento delictivo. También consideramos cómo el estatus socioeconómico puede influir en la probabilidad de que alguien se convierta en delincuente, así como los efectos de los traumas o abusos infantiles.
Los criminólogos han debatido si la delincuencia es producto de la naturaleza o de la crianza. No se trata sólo de un debate académico, sino que también tiene implicaciones para la forma en que pensamos sobre la política de justicia penal y el castigo, así como para la forma en que entendemos lo que hace a alguien "criminal" frente a "no criminal".
Naturaleza vs. Crianza: ¿Qué significa?
Los términos naturaleza y crianza se refieren a dos aspectos que pueden influir en el comportamiento humano: factores biológicos (naturaleza) frente a factores sociales y culturales (crianza). Por ejemplo, una persona puede tener los ojos azules porque ha heredado de sus padres el gen que los provoca, mientras que crecer en una cultura en la que llevar gafas se considera guay podría considerarse otro ejemplo de influencia de la crianza en su comportamiento.
Naturaleza frente a crianza en el comportamiento delictivo: La investigación hasta la fecha
Hay una serie de factores que contribuyen a la delincuencia y el crimen, entre ellos:
Las causas de la delincuencia son complejas y a menudo están interrelacionadas; sin embargo, es importante señalar que las elecciones individuales también desempeñan un papel importante a la hora de determinar si alguien va a cometer un delito o no.
El cerebro es un órgano complejo formado por miles de millones de neuronas. El cerebro tiene distintas regiones que controlan diferentes funciones, como el lóbulo frontal (la parte del cerebro responsable de la planificación y el razonamiento), el córtex occipital (la región que procesa la información visual) y el cerebelo (la parte del cerebro responsable de la coordinación motora).
El cerebro humano es también la sede de nuestra conciencia; es lo que nos hace especiales a los seres humanos, porque tenemos conciencia de nosotros mismos. También es de donde procede nuestro sentido del yo, que nos permite tomar decisiones y controlar nuestras acciones.
Por ejemplo, cuando alguien comete un delito, puede no ser consciente de que ha hecho algo malo hasta que le pillan in fraganti o hasta que otra persona le dice que lo que ha hecho está mal.
La enfermedad mental es un diagnóstico médico, mientras que la adicción es un diagnóstico conductual. Es posible tener ambas, pero siguen siendo cosas diferentes.
Hay muchas personas que sufren enfermedades mentales que no cometen delitos; sin embargo, algunas personas con enfermedades mentales sí cometen delitos como resultado de su condición. En algunos casos, esto puede deberse a la falta de tratamiento para su enfermedad (porque hay muy poca concienciación pública sobre los problemas de salud mental). En otros casos, puede deberse a la automedicación con drogas o alcohol para hacer frente a los síntomas de su(s) problema(s) de salud mental. Y a veces puede ser simplemente el tipo de personalidad de esa persona lo que la lleva a la actividad delictiva, independientemente de si se le ha diagnosticado o no algún tipo de enfermedad psiquiátrica como esquizofrenia o trastorno bipolar, ¡o incluso si aún no se le ha diagnosticado nada!
Existen numerosas pruebas que apoyan la idea de que los factores ambientales son importantes para comprender la delincuencia. Estos factores ambientales pueden modificarse y controlarse, lo que significa que pueden mejorarse. Por ejemplo, los estudios han demostrado que ciertas características del entorno (como la cantidad de espacios verdes) pueden reducir el comportamiento delictivo entre los jóvenes al animarles a pasar más tiempo al aire libre y alejados de los problemas.
Además, algunas investigaciones sugieren que existen algunas diferencias importantes entre los individuos que tienen conductas delictivas y los que no: por ejemplo, los que tienen un historial de abuso de sustancias tienden a cometer más delitos que los demás.
¿Podría una infancia traumática ser la causa de un comportamiento delictivo? En el pasado, las personas con antecedentes traumáticos han sido tratadas como si fueran responsables de su estado, pero esta actitud ha empezado a cambiar. Investigaciones recientes sugieren que el trauma puede desempeñar un papel importante a la hora de entender por qué algunas personas se convierten en delincuentes y otras no.
Esta sección analizará si la exposición temprana a la violencia y el trauma puede conducir a una vida delictiva. También se explorará cómo el trauma afecta al cerebro, al cuerpo y al comportamiento, así como su impacto en las personas a lo largo de toda su vida, desde la infancia hasta la edad adulta. Por último, veremos qué más se necesita investigar en este campo para comprender mejor cómo tratar a las personas con antecedentes traumáticos que cometen delitos más adelante.
Hay muchos factores que contribuyen a la delincuencia. La delincuencia es un problema complejo que no tiene una solución sencilla. Es importante tener en cuenta a la persona en su totalidad, incluido su entorno familiar y social, así como sus características individuales, a la hora de analizar el comportamiento delictivo. Las causas de la delincuencia pueden encontrarse en diferentes partes de nuestra sociedad, como las biológicas (genética), psicológicas (pensamiento), ambientales (familia) y sociológicas (como la pobreza o las bandas). La delincuencia no es una elección, es un comportamiento aprendido. Los comportamientos delictivos incluyen el uso y abuso de drogas, las peleas, el robo de propiedad ajena para mantener la propia autoestima sintiendo que se tiene poder sobre los demás o la venganza contra la sociedad porque te ha perjudicado de alguna manera (por ejemplo, una violación).
El comportamiento delictivo también se ve influido por experiencias pasadas: sufrir malos tratos de niño puede llevar a alguien a delinquir más adelante; si tus padres eran alcohólicos, hay más probabilidades de que tú también te conviertas en alcohólico; si se divorcian, hay más probabilidades de que ambos padres se vuelvan a casar, lo que da lugar a hermanastros que pueden intimidar a sus hermanastros causándoles problemas de salud mental que podrían llevarles a delinquir más adelante, etc...
La clase social es una jerarquía social basada en la riqueza y los ingresos. No es estática, sino que cambia con el tiempo. La delincuencia es más común en unas clases sociales que en otras. La clase social en la que se nace influye en la probabilidad de delinquir.
Los pobres sufren muchas desventajas que aumentan sus probabilidades de delinquir: tienen menos acceso a una educación de calidad; una atención sanitaria más deficiente; carecen de oportunidades recreativas; y están más expuestos a experiencias negativas como el maltrato o el abandono. Todo ello puede llevarles a desarrollar actitudes y comportamientos antisociales que faciliten su implicación en la delincuencia en etapas posteriores de su vida.
El primer argumento es que los delincuentes son débiles de voluntad y carecen de fuerza de voluntad para resistir la tentación. Por ejemplo, una persona con un trabajo mal pagado puede robar a su jefe porque no está satisfecha con su salario. Este es un ejemplo de debilidad moral.
Otro argumento es que los delincuentes no son débiles de voluntad, sino que tienen una brújula moral diferente a la del resto de la sociedad. Por ejemplo, los individuos que asesinan a otros a sangre fría serían considerados psicópatas o sociópatas que no pueden sentir empatía o arrepentimiento por sus actos (esto explicaría por qué cometen asesinatos). Los psicópatas y sociópatas suelen carecer de autocontrol y tienen dificultades para controlar sus impulsos; por lo tanto, pueden cometer crímenes por despecho o venganza sin tener en cuenta cómo les percibirá la sociedad después (por ejemplo, psicopatía). Si crees que los criminales son débiles de voluntad o tienen una brújula moral diferente a la del resto de la sociedad depende de si crees que la gente puede cambiar con el tiempo debido a influencias externas como programas de educación/formación que les enseñan mejores formas de afrontar situaciones estresantes de la vida en lugar de aquellas que implican violencia contra otros (elevar tu nivel de conciencia)
Dada la compleja naturaleza del comportamiento humano, es difícil señalar una única razón por la que las personas se involucran en actividades delictivas. En lugar de atribuir la delincuencia a una única causa, los expertos tienden a coincidir en que tanto la naturaleza como la educación influyen en nuestro comportamiento.
La naturaleza se refiere a la constitución genética y biológica de un individuo, mientras que la educación se refiere al entorno o la experiencia en la que una persona crece (es decir, la historia familiar). Ni la naturaleza ni la educación se excluyen mutuamente: una combinación de ambas puede influir en la forma de pensar y actuar de las personas a lo largo del tiempo.
Todas ellas son causas potenciales de la delincuencia. El debate naturaleza vs. crianza continúa hasta hoy, sin una respuesta definitiva sobre cuál es más importante. La teoría del cerebro criminal sugiere que existen ciertas diferencias genéticas entre los delincuentes y el resto de nosotros que les dificultan resistirse a cometer delitos. Factores ambientales como los traumas infantiles, la clase social y la falta de fuerza de voluntad podrían desempeñar su papel a la hora de decidir la propensión de una persona a la delincuencia.
Sin embargo, estas teorías no nos explican por qué algunas personas se convierten en delincuentes y otras no, ni cómo podemos evitar que esto ocurra en las generaciones futuras, si es que llega a ocurrir.
Hay muchas razones por las que las personas deciden adoptar conductas delictivas. Algunas de estas razones son biológicas, mientras que otras son ambientales. Sin embargo, independientemente de la causa, es importante que la sociedad y los responsables políticos reconozcan este problema para poder abordarlo mejor mediante soluciones de política pública como un mayor acceso a los servicios de salud mental o programas de rehabilitación para ex delincuentes.
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