Especialízate en
Criminalística, Criminología,
Medicina Legal y Forense,
e Investigación Criminal
¡Impulsa tu futuro profesional
con nuestra formación experta!
Un delito es un acto cometido en violación de una ley que lo prohíbe, u omitido en violación de una ley que lo ordena. Para que un acto se considere delito, debe cumplir unos elementos específicos de responsabilidad penal.
El elemento más básico de un delito es que debe haberse producido un acto delictivo, conocido como actus reus. El actus reus es el aspecto físico del delito, como atracar un banco. También debe haber una intención delictiva, conocida como mens rea, lo que significa que la persona que comete el acto tenía la intención de hacerlo o sabía que sus acciones cometerían un delito.
Los delitos se clasifican en función de su gravedad. Un delito grave es el tipo de delito más serio, castigado con penas de prisión de más de un año o con la muerte. Ejemplos de delitos graves son el asesinato, la violación, el incendio provocado y la traición. Un delito menor es un delito menos grave, castigado con penas de prisión de un año o menos. Ejemplos de delitos menores son el hurto, la agresión simple y la intoxicación pública. Las infracciones, también conocidas como violaciones, son delitos menores castigados con multas u otras penas leves, pero no con penas de cárcel. Algunos ejemplos son las infracciones de tráfico, la vagancia, el allanamiento de morada y la alteración del orden público.
En resumen, para que un acto sea delito, debe existir tanto el acto físico como la intención mental de cometer un acto delictivo, y debe violar una ley escrita. Los delitos se clasifican en función de su gravedad en delitos graves, delitos menores e infracciones.
La negligencia se refiere a una conducta que crea un riesgo irrazonable de daño a otros. Legalmente, la negligencia se produce cuando alguien no ejerce un deber de cuidado que da lugar a daños o lesiones a otra persona o propiedad.
Los principales elementos que deben probarse para establecer la negligencia son:
- Deber de diligencia: existe un deber u obligación de ajustarse a una norma de conducta específica para la protección contra riesgos no razonables. Por ejemplo, los conductores tienen el deber de conducir con seguridad y evitar causar accidentes.
- Incumplimiento del deber - el demandado no se ajustó a la norma de conducta exigida, mediante actos u omisiones. No actuar con la diligencia razonable y asumir riesgos innecesarios puede constituir un incumplimiento del deber.
- Causalidad: el incumplimiento de la obligación fue causa de hecho y causa próxima de las lesiones o daños del demandante.
- Daños - perjuicio o pérdida cuantificable sufrida por el demandante.
Hay distintos tipos y grados de negligencia:
- Negligencia simple: falta de diligencia razonable que causa un daño involuntario. En la mayoría de los casos civiles se alega negligencia simple.
- Negligencia grave: desprecio imprudente por la seguridad o la vida de los demás. Es más que un simple descuido, pero no llega a ser intencionada. La negligencia grave muestra una falta de cuidado por la seguridad y los derechos de los demás.
- Negligencia comparativa: cuando ambas partes comparten cierto grado de culpa. Los daños se reparten en función de la contribución de cada parte al daño.
La negligencia se centra en la conducta o comportamiento del demandado, no en su intención o estado mental. Incluso los actos involuntarios pueden considerarse negligentes si causan daños a otra persona o propiedad.
Las diferencias clave entre un delito y una negligencia son:
- Los delitos requieren intención criminal, la negligencia no - Para una acusación criminal, la fiscalía debe probar que el acusado tenía intención de cometer el acto ilegal. En el caso de la negligencia, no hay intención de causar daño, sino que no se ha actuado con la diligencia debida.
- La negligencia da lugar a cargos civiles, los delitos dan lugar a cargos penales - Los cargos penales son presentados por el gobierno estatal o federal contra el acusado. Los cargos civiles los presentan particulares o empresas en busca de compensación. La negligencia da lugar a una demanda civil, mientras que los delitos dan lugar a un proceso penal.
- La carga de la prueba es mayor en los delitos - En los casos de negligencia civil, el demandante debe probar su caso mediante una "preponderancia de pruebas", lo que significa que es más probable que las acciones del acusado causaran el daño. En los casos penales, la acusación debe probar la culpabilidad "más allá de toda duda razonable", que es una carga de la prueba mucho mayor.
Los delitos se definen como actos que violan las leyes penales. Algunos ejemplos comunes de crímenes incluyen:
La agresión ocurre cuando una persona ataca físicamente o amenaza con atacar físicamente a otra persona. Los elementos clave de la agresión son:
- Intención - El agresor debe tener la intención de causar un contacto dañino u ofensivo o amenazar con tal contacto.
- Acto - El agresor debe cometer un acto que demuestre la intención de causar daño o amenazar con causar daño. Puede tratarse de palabras, gestos o acciones.
- Resultado - La víctima debe temer un contacto inminente dañino u ofensivo.
La agresión requiere un acto intencionado, mientras que delitos como la negligencia suelen carecer de intención. El asalto es punible como un delito menor o mayor dependiendo de las circunstancias.
El allanamiento de morada consiste en irrumpir en un edificio o estructura ocupada para cometer un delito, normalmente un robo. El robo requiere:
- Entrada ilegal - El autor debe irrumpir o entrar en un edificio o estructura sin autorización.
- Intención - El autor debe tener la intención de cometer un delito en el interior, como el robo o asalto.
El allanamiento de morada está tipificado como delito grave. Implica una intención criminal deliberada.
El robo es la apropiación no autorizada de la propiedad de otra persona con la intención de privar permanentemente al propietario de su propiedad. El robo requiere:
- Tomar - Mover físicamente la propiedad, aunque sea ligeramente.
- Propiedad ajena - Pertenecer total o parcialmente a otra persona.
- Intención - Privar permanentemente al propietario.
El robo es un delito de intención específica, lo que significa que requiere una intención criminal deliberada.
El fraude implica el engaño intencionado para obtener un beneficio injusto o ilícito. Los tipos más comunes son el robo de identidad, la malversación, la falsificación y la publicidad engañosa. Los elementos del fraude incluyen:
- Tergiversación - Representar falsamente u ocultar hechos.
- Intención - El objetivo de engañar o inducir a error para obtener un beneficio.
- Confianza - La víctima confió en la tergiversación.
- Pérdida - El engaño causó una pérdida material.
El fraude requiere conocimiento, engaño e intención de perjudicar o privar injustamente a las víctimas.
La negligencia suele producirse en situaciones en las que alguien tiene un deber de diligencia para con los demás y no lo cumple. Algunos ejemplos comunes incluyen:
Negligencia médica
Los médicos, enfermeras y otros profesionales sanitarios tienen la obligación de proporcionar un tratamiento médico competente a sus pacientes. Si no cumplen las normas de atención aceptadas, con el consiguiente perjuicio para el paciente, pueden ser demandados por negligencia médica. Los ejemplos incluyen errores quirúrgicos, diagnósticos erróneos, errores de medicación, supervisión inadecuada, y más. Se espera que los profesionales de la medicina posean un grado razonable de habilidad y aprendizaje para sus funciones.
Accidentes de tráfico
Los conductores tienen el deber de cuidar a los demás en la carretera y se espera que manejen sus vehículos con cuidado. Si un conductor causa un accidente por no detenerse, ceder el paso, señalizar correctamente, o de otra manera conducir imprudentemente o descuidadamente, pueden ser responsables de las lesiones o daños resultantes. Algunos ejemplos son el exceso de velocidad, la conducción distraída, la conducción bajo los efectos del alcohol y la violación de otras leyes de tráfico. A los conductores se les exige un nivel de diligencia de "persona razonable".
En los casos de negligencia, el demandante debe demostrar que el demandado le debía un deber de cuidado, que el demandado incumplió este deber mediante acciones negligentes, que este incumplimiento causó las lesiones del demandante y que se produjeron daños y perjuicios. El nivel de diligencia exigido varía en función de las funciones y el contexto.
Acusaciones penales
Los delitos se castigan mediante cargos penales presentados por el fiscal del estado o del distrito. Si es condenado por un delito, una persona puede enfrentar multas, encarcelamiento, libertad condicional, servicio comunitario, rehabilitación, u otras sanciones.
Los crimenes pueden resultar en cargos de delito menor o mayor dependiendo de factores como el tipo de ofensa, circunstancias agravantes, y el historial criminal del acusado. Los delitos menores generalmente conllevan sentencias más leves de menos de 1 año de cárcel. Los delitos graves son crímenes más serios castigados con más de 1 año de prisión o incluso la ejecución en casos de pena capital.
Los fiscales tienen amplia discreción para presentar cargos penales. Pueden ofrecer acuerdos con la fiscalía o desviar delitos menores a programas de desvío previos al juicio. Las sentencias también varían en función de la discrecionalidad de los jueces y de las directrices sobre sentencias. Existen mínimos obligatorios para ciertos delitos. Los fiscales deben demostrar la culpabilidad "más allá de toda duda razonable". Incluso si son absueltos de los cargos penales, los acusados pueden enfrentarse a demandas civiles.
Los juicios penales emplean procedimientos exhaustivos para proteger los derechos constitucionales de los acusados. Entre ellos se incluyen el derecho a un abogado, a un juicio con jurado, a enfrentarse a los acusadores y a evitar la autoincriminación. Los acusados tienen derecho a recurrir una condena.
A diferencia de los cargos penales, que son iniciados por el gobierno, las demandas civiles son iniciadas por la parte perjudicada. El propósito no es castigar a la parte negligente sino compensar a la víctima por los daños mediante pagos monetarios.
Algunos aspectos clave de las demandas civiles por negligencia:
- La víctima presenta la demanda y tiene la carga de probar que hubo negligencia. Este es un umbral más bajo que el nivel "más allá de toda duda razonable" requerido para una condena penal.
- Si se demuestra la negligencia, el tribunal condenará al demandado a pagar una indemnización al demandante. Los tipos más comunes de daños y perjuicios incluyen compensación por facturas médicas, salarios perdidos, dolor/sufrimiento, pérdida de ingresos futuros, etc.
- Los daños punitivos pueden concederse en casos atroces en los que la negligencia fue extremadamente imprudente o intencionada. Esto sirve para castigar al demandado, no sólo para compensar a la víctima.
- Las partes perjudicadas tienen un plazo (estatuto de limitaciones) para presentar la demanda, a menudo 2-3 años desde que se produjo la lesión.
- Los acuerdos extrajudiciales son habituales para evitar litigios costosos. La compañía de seguros de la parte negligente suele pagar el importe del acuerdo.
- Si el caso va a juicio y el demandante pierde, por lo general no puede apelar ni presentar otra demanda por los mismos motivos.
En resumen, las demandas civiles permiten a las víctimas de negligencia reclamar una indemnización por daños y perjuicios a través del sistema judicial. Las sanciones económicas sirven de motivación para que particulares y empresas actúen con diligencia razonable.
La carga de la prueba es mucho mayor en los cargos penales que en las demandas civiles por negligencia. Para que alguien sea declarado culpable de un delito, la fiscalía debe demostrar más allá de toda duda razonable que el acusado cometió todos los elementos del presunto delito. Se trata de un listón muy alto que exige pruebas convincentes de culpabilidad sin que queden dudas razonables.
Por el contrario, para que un demandante pueda demandar con éxito a alguien por negligencia ante un tribunal civil, sólo tiene que demostrar por una preponderancia de la prueba (más probable que no) que el acusado no actuó con cuidado razonable. Aunque todas las alegaciones deben estar respaldadas por hechos y pruebas, el nivel de exigencia es inferior al de más allá de toda duda razonable. Es más fácil probar un comportamiento negligente, ya que no requiere el mismo nivel de intención y culpabilidad que una actividad delictiva.
Esta diferencia en la carga de la prueba pone de relieve por qué una acción puede considerarse negligente y motivo de una demanda, sin llegar a cumplir los criterios para una condena penal. Los dos tipos de casos tienen también objetivos diferentes. Los cargos penales tienen por objeto castigar las infracciones intencionadas, mientras que las demandas civiles pretenden compensar a las víctimas por los daños sufridos.
Las diferencias entre delito y negligencia se han puesto de manifiesto en varios casos judiciales de gran repercusión que sirven de ilustración útil.
Uno de los más famosos es el juicio por asesinato de O.J. Simpson en 1995, en el que la ex estrella del fútbol fue absuelto de asesinar a su ex esposa Nicole Brown Simpson y a su amigo Ronald Goldman. Aunque Simpson fue absuelto penalmente, más tarde fue declarado responsable de sus muertes por negligencia en un juicio civil y condenado a pagar millones por daños y perjuicios. Esto puso de manifiesto las diferencias entre el derecho penal, que exige pruebas "más allá de toda duda razonable", y el derecho civil, que utiliza el criterio de la "preponderancia de las pruebas". Simpson no se enfrentó a penas de cárcel por la sentencia civil, ya que la negligencia se trata de forma diferente a los cargos de asesinato.
Los casos de negligencia médica también ponen de relieve el contraste. Si la negligencia de un médico provoca la muerte de un paciente, puede incurrir en responsabilidad civil, pero no en cargos penales, a menos que se demuestre negligencia grave o dolo. Por ejemplo, en 1997 un médico de Texas fue condenado penalmente por asesinato tras inyectar intencionadamente a un paciente una sobredosis letal de narcóticos. Esto fue más allá de la mera negligencia y se convirtió en conducta delictiva debido a la intención. La mayoría de los casos de errores médicos implican demandas civiles y no cargos por homicidio.
Estos ejemplos demuestran cómo el Derecho penal se ocupa de los actos lesivos intencionados, mientras que el Derecho civil abarca los actos negligentes que causan daños. El tipo de caso depende de las acciones y el estado mental del acusado.
La diferencia clave entre un delito y una negligencia es que un delito requiere intención criminal, mientras que la negligencia no. La negligencia ocurre cuando alguien no actúa con un nivel razonable de cuidado, resultando en daño. Los delitos requieren que los fiscales demuestren la intención criminal más allá de toda duda razonable, un listón mucho más alto que el estándar de preponderancia de pruebas en los casos de negligencia civil.
Entender la diferencia puede tener un gran impacto en los casos legales. Sin pruebas de intención delictiva, un acto que causó daños probablemente sería perseguido como un caso civil en lugar de penal. Las penas y consecuencias también difieren: los cargos penales pueden dar lugar a multas, penas de prisión o libertad condicional, mientras que los casos civiles suelen dar lugar a daños monetarios. Ser declarado responsable por negligencia no conlleva el mismo estigma social que ser condenado por un delito.
La mayor carga de la prueba y el requisito de demostrar la intencionalidad hacen que sea más difícil procesar con éxito una acusación penal que probar una negligencia. Incluso cuando se causa un daño, la presencia o ausencia de intención determina si el asunto se trata como un accidente o como un delito intencionado. Este marco pretende equilibrar la responsabilidad con castigos y remedios proporcionales. Tener en cuenta esta distinción permite comprender cómo trata el sistema jurídico los distintos casos de daños o infracciones de la ley.
Aquí en el Blog CCI, nos esforzamos por brindarte información relevante y actualizada sobre Criminalística, Criminología, Medicina Legal y Forense, e Investigación Criminal que te mantienen involucrado y te ayudan a enriquecer tus conocimientos.
Si sientes un impulso de seguir aprendiendo, tenemos dos cursos poderosos que podrían interesarte: nuestro Diplomado Academia CCI y nuestro Curso de Maestría en Investigación Criminal. Cada una de estas opciones ayuda a profundizar tu conocimiento en estos campos intrigantes y altamente especializados.
El Curso de Maestría en Investigación Criminal es un curso avanzado especialmente diseñado para profesionales buscando especializarse en la investigación científica del delito, con un enfoque práctico y fundamentos metodológicos sólidos. Este curso de Maestría es esencial para todo especialista en Criminalística, Criminología e Investigación Criminal, y está diseñado para ayudarte a alcanzar tu máximo potencial en esta área. Para sacar el máximo provecho al curso, se requiere que el estudiante tenga bases sólidas de los principios relacionados con la criminalística, la criminología y la medicina legal y forense, y preferiblemente haber superado el Diplomado de la Academia CCI. Los conocimientos conceptuales y procedimentales adquiridos son comunes en nuestra región, por lo que los estudiantes de diferentes países pueden aplicarlos y ponerlos en práctica.
No importa en qué etapa te encuentres en tu viaje educativo, la Academia CCI te abre las puertas a un mundo de conocimiento criminalístico y forense.
¡Haz que tu aprendizaje vaya más allá de lo básico! Continúa tu educación con la Academia CCI y conviértete en un experto en el campo.
¡Matricúlate ahora y dale un impulso significativo a tu carrera!
Especialízate en
Criminalística, Criminología,
Medicina Legal y Forense,
e Investigación Criminal
¡Impulsa tu futuro profesional
con nuestra formación experta!