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El estudio del comportamiento antisocial ha sido durante mucho tiempo objeto de interés de psicólogos y criminólogos. Aunque existe un amplio consenso en que los trastornos de la personalidad son la causa principal de la conducta delictiva, hay menos consenso sobre si ciertos rasgos pueden aumentar la propensión de un individuo a participar en conductas desviadas o delictivas, y si estos rasgos realmente causan la actividad delictiva.
La conducta antisocial es un patrón de comportamiento que infringe las normas y expectativas sociales. Puede darse en niños, adolescentes y adultos. El comportamiento antisocial incluye:
Existen diversas razones por las que se produce el comportamiento antisocial. El comportamiento antisocial suele ser un comportamiento aprendido, por lo que las acciones de los padres u otros cuidadores pueden influir en que el niño desarrolle o no tendencias antisociales. Los factores biológicos, como la genética y la estructura cerebral, también desempeñan un papel en los comportamientos antisociales, pero no determinan la naturaleza de estos comportamientos. El entorno en el que crecen los niños desempeña un papel importante en la formación de su personalidad e influye en cómo se comportan; esto incluye tanto factores sociales como los grupos de iguales, las escuelas y las comunidades, como factores biológicos como los estilos de crianza o la composición genética. Algunos investigadores creen que es imposible separar las influencias biológicas de las ambientales a la hora de discutir por qué alguien muestra ciertos tipos de comportamientos; en su lugar, creen que estos dos factores deben considerarse conjuntamente a la hora de analizar por qué alguien puede mostrar ciertos tipos de comportamientos (Moffitt et al., 1993).
El conductista cree que el comportamiento antisocial es aprendido, producto del entorno, y que puede cambiarse. En otras palabras, el conductista cree que todas las personas nacen con personalidades buenas o malas. Creen que todos los comportamientos que vemos en los demás son aprendidos a través del refuerzo y el castigo.
La conducta antisocial como conducta aprendida: El conductista cree que el comportamiento antisocial se aprende a través del refuerzo positivo (recompensa) o el refuerzo negativo (castigo). Si haces algo bueno o malo, recibirás atención positiva o negativa de los que te rodean. Esto reforzará su mal o buen hábito con el tiempo hasta que se convierta en algo automático para ellos comportarse de esta manera ¡sin siquiera pensar en ello!
El comportamiento antisocial como producto del entorno: El entorno tiene un gran impacto en la forma en que alguien se comporta; si crecimos en un hogar abusivo donde nuestros padres no se preocupaban por nosotros, entonces creceríamos pensando que yo tampoco le importo a nadie, así que ¿por qué debería preocuparme por los demás?
El comportamiento antisocial es un problema que afecta a muchas personas. Esta sección le dirá cómo se puede reducir o eliminar el comportamiento antisocial cambiando el entorno, los pensamientos y sentimientos de la persona, y el comportamiento de la persona.
La modificación de la conducta (a veces llamada terapia conductual) es una forma de cambiar la conducta de alguien. La modificación de conducta puede utilizarse para reducir el comportamiento antisocial en niños que no son capaces de controlar sus impulsos violentos o sus hábitos agresivos. La modificación de conducta no siempre funciona para todos los tipos de conductas antisociales porque depende de lo dispuestas que estén las personas a cambiar sus hábitos.
La teoría psicoanalítica explica el comportamiento antisocial como resultado de la incapacidad de un individuo para hacer frente al estrés y la frustración. Los traumas y abusos que se producen durante la infancia dificultan que el niño desarrolle un sentido de la moralidad y la empatía. Estos factores pueden verse exacerbados por una dinámica familiar en la que el niño se siente desautorizado o maltratado por sus padres o cuidadores. Como estas experiencias suelen reprimirse debido a su naturaleza traumática, no son fácilmente accesibles al pensamiento consciente. Los consiguientes sentimientos inconscientes de ira, culpa, vergüenza y miedo llevan al individuo a actuar de forma antisocial sin ser consciente de ello.
Aunque no se puede cambiar la genética de una persona, el entorno desempeña un papel importante en el desarrollo del comportamiento antisocial. Aunque los genes se heredan de los padres, es el entorno el que determina si alguien desarrollará comportamientos antisociales.
El entorno puede ser una fuente de estrés que conduzca al comportamiento antisocial. Un niño maltratado o desatendido por sus padres o cuidadores puede desarrollar rasgos antisociales cuando crece y empieza a vivir de forma independiente.
El entorno también puede ser una fuente de apoyo que evite el comportamiento antisocial. Si tienes amigos y familiares cariñosos que se preocupan por ti, te ayudarán a mantener bajos tus niveles de estrés y a evitar que sentimientos negativos como la ira, el miedo o la frustración se te escapen de las manos para que no se conviertan en impulsos destructivos como la violencia contra los demás o contra ti mismo.
En lo que respecta al comportamiento antisocial, la genética puede desempeñar un papel. Un factor genético es una característica heredada de un progenitor que puede transmitirse de generación en generación. Aunque se desconocen las causas exactas del comportamiento antisocial, es posible que haya ciertos genes que hagan a los individuos más propensos a mostrar este tipo de comportamiento.
Los factores genéticos también pueden heredarse de padres con enfermedades mentales o problemas de abuso de sustancias. Por ejemplo, si tu madre o tu padre tienen un problema de adicción y tú creces con un progenitor que abusó de las drogas o el alcohol durante tu infancia, es posible que también desarrolles tendencias antisociales (aunque nunca se les diagnosticara un trastorno por consumo de sustancias).
Ahora debería comprender que tanto los factores biológicos como los sociales contribuyen al comportamiento antisocial. La mejor manera de combatir estas influencias es a través de la educación, que puede ayudar a las personas a comprender mejor su propio cerebro y el de los demás. La clave no es sólo comprender qué causa el comportamiento antisocial, sino también reconocer cómo se manifiesta en cada persona. Esto le permitirá a usted y a sus seres queridos reconocer cuándo alguien puede estar mostrando signos de comportamiento antisocial para que puedan buscar tratamiento antes de que sea demasiado tarde.
En conclusión, el comportamiento antisocial tiene mucho que ver tanto con factores biológicos como sociales. No es sólo el resultado de uno u otro, sino más bien una interacción entre ambos. Aunque es posible que nunca lleguemos a comprender del todo las causas de este tipo de comportamiento, es importante recordar que puede tratarse si se detecta a tiempo.
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