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El campo de la ciencia forense es fundamental para resolver crímenes, y tanto la física como la química son partes esenciales del mismo.
La física es una parte importante de la ciencia forense porque se ocupa del análisis de huellas dactilares, la balística, las marcas de herramientas y las pruebas en vidrio.
Las huellas dactilares se utilizan para identificar a los sospechosos. La balística se utiliza para relacionar las balas con un arma. Las marcas de herramientas se utilizan para relacionar una herramienta con un delito (por ejemplo, el mango de un hacha). El vidrio también es una parte importante de la física, ya que puede utilizarse para determinar si una ventana fue rota por alguien o por el viento.
La química y las propiedades químicas también desempeñan un papel esencial en la resolución de delitos. La química se utiliza para analizar la sangre, el pelo y otros tejidos corporales. El tipo de prueba utilizada depende del tiempo transcurrido desde la muerte, del tipo de material de muestra disponible y de si el sospechoso tiene o no antecedentes penales. Si una persona fue asesinada hace varios meses, pero su cuerpo se ha conservado bien mediante productos químicos de embalsamamiento (o si se congeló), entonces puede ser posible realizar análisis de ADN en sus muestras de tejido. Sin embargo, si sólo se dispone de un mechón de pelo de una persona fallecida recientemente (por ejemplo), la ciencia no podrá determinar a qué individuo pertenece, aunque la víctima tuviera diez mechones de idéntico color y textura sobre la cabeza.
La química también se utiliza para analizar muestras de tierra en busca de rastros dejados por personas que caminan por ellas con zapatos sucios; muestras de pintura de paredes alcanzadas por balas; fragmentos de cristal recogidos de ventanas rotas tras atentados; piezas de plástico encontradas en escenas del crimen, como guardabarros o parabrisas de coches; fibras halladas bajo las uñas durante las autopsias...
Con la creciente popularidad de la ciencia y la tecnología, no es de extrañar que la física y la química desempeñen un papel importante en la ciencia forense. Esto puede observarse en dos ámbitos: el análisis de huellas dactilares y las pruebas de ADN.
El análisis de huellas dactilares requiere conocimientos de física y algo de química para determinar si las huellas pertenecen a una persona concreta o no. El proceso consiste en escanear la huella dactilar en un ordenador, que a continuación la mejora mediante técnicas de tratamiento de imágenes como el filtrado lineal. Los métodos más avanzados requieren equipos sofisticados como el láser y la espectroscopia para encontrar detalles minúsculos que no son visibles a simple vista (como los patrones de las crestas).
Las pruebas de ADN se han convertido en un elemento básico de las investigaciones criminales por su capacidad para identificar a las personas en función de su composición genética. Sin embargo, existen limitaciones a la hora de determinar si dos personas tienen o no alguna relación entre sí -como padre/hijo o madre/hija-, ya que es posible que sólo queden pruebas de ADN suficientes después de que se produzca un incidente (como un asesinato) en el que no se haya encontrado ningún cadáver; esto dificulta la recogida de muestras a menos que estén disponibles de antemano (lo que rara vez ocurre).
Comprender los fundamentos de la física y la química es esencial para cualquiera que quiera trabajar en el campo de la medicina forense. Tanto si eres un CSI en ciernes como si simplemente te apasiona resolver crímenes, tendrás que entender cómo se comportan las pruebas a nivel microscópico antes de poder empezar a analizarlas con eficacia. Si hay algo que me da esperanzas para nuestro futuro es ver a tanta gente interesándose por estos temas hoy en día. Gracias a la ciencia moderna hemos avanzado mucho en la comprensión del funcionamiento de la naturaleza, tanto a nivel atómico como macroscópico.
Cuanto más sepamos sobre física y química, mejor podremos resolver los crímenes, ¡e incluso evitar que ocurran!
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