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En el sistema de justicia penal se hace mucho hincapié en el castigo y la retribución. Aunque es una parte importante de la respuesta de nuestra cultura a la delincuencia, no lo dice todo. No sólo queremos que los delincuentes paguen por sus delitos, sino también que tengan la oportunidad de redimirse. Esto significa que los delincuentes pueden ser redimidos incluso después de haber cumplido su condena en prisión o en la cárcel.
Aunque una persona puede ser redimida, independientemente del delito cometido, la redención no es barata. Requiere trabajo duro y determinación para abandonar los viejos hábitos y aprender otros nuevos. Si una persona está decidida a cambiar sus hábitos, puede redimirse a través de sus acciones y su comportamiento.
Sin embargo, todo depende de la mentalidad de la persona; si siente que está más allá de la redención, entonces nunca se redimirá.
La redención no es barata; requiere trabajo duro y determinación. La rehabilitación es un proceso que dura toda la vida y requiere mucho tiempo y esfuerzo.
Esto se debe a que la rehabilitación requiere un cambio de mentalidad: de estar centrado en uno mismo a estar centrado en la comunidad, de ser egocéntrico a tener empatía por los demás.
También incluye un cambio de comportamiento: alejarse de la actividad delictiva que perjudica a otras personas y acercarse a actividades prosociales que beneficien a la sociedad en su conjunto.
Por último, hay que cambiar de actitud: ya no podrás culpar a los demás de tus problemas o de tus actos, sino que deberás asumir la responsabilidad de ti mismo, de tus elecciones vitales y de las consecuencias de las mismas.
La respuesta a esta pregunta es: todo depende de la mentalidad del individuo. El delincuente, por ejemplo, debe ser capaz de comprender que su comportamiento es incorrecto y no debe repetirse. También debe demostrar que ha sido agraviado por otros y que ahora intenta enmendar tales ofensas. Si no muestra ningún signo de remordimiento o contrición y continúa con su conducta delictiva, nadie le perdonará.
La víctima también puede decidir si acepta o no el perdón de su agresor. Si no quieren perdonar porque consideran que han sido tratados injustamente por el sistema de justicia penal (o simplemente por la vida en general), entonces no habrá posibilidad de redención para ninguna de las partes implicadas en esta situación porque no hay acuerdo mutuo entre ellas.
El primer paso para desarrollar una mentalidad basada en la redención es comprender que no es imposible que un delincuente se redima. Tiene que asumir la responsabilidad de sus actos, afrontar las consecuencias de su delito y pedir ayuda a los demás para poder cambiar positivamente. Un delincuente no puede esperar redimirse si no reconoce lo que ha hecho mal o cómo ha sido perjudicial o ilegal.
Una vez que tenga una mentalidad basada en la redención, podrá trabajar para cambiar su vida a mejor. Esto puede significar recibir tratamiento para cualquier problema de salud mental que le haya llevado por un camino poco ético o recibir asesoramiento para saber cómo afrontar mejor los factores estresantes de la vida que podrían llevar a alguien por este camino de nuevo. Tus esfuerzos se verán recompensados siempre que sean sinceros; una vez que la gente vea que lo que pasó antes no volverá a pasar (y créeme cuando te digo que dudarán hasta que vean algo diferente), empezarán a confiar de nuevo porque saben que ____(name) ¡nunca volverá a defraudarles!
Las personas no se definen por sus delitos, sino por sus actos. Es un concepto que aprendemos desde la infancia y que nos acompaña desde entonces. Se puede saber mucho de una persona por cómo actúa, qué hace y cómo trata a los demás. El carácter de una persona puede demostrarse a través de sus acciones, sobre todo si la conoces desde hace tiempo y la has visto en muchas situaciones y entornos diferentes.
Lo más importante que hay que recordar a la hora de redimirse es que hay que ser coherente en las palabras y en las acciones: ¡ambas reflejan quién eres realmente por dentro!
Una persona puede elegir ser redimida en cualquier momento. Una persona puede elegir ser redimida a cualquier edad. Una persona puede elegir redimirse en cualquier etapa de su vida, incluida la madurez y la vejez. Un delincuente puede redimirse en sus años de juventud y volver a delinquir más adelante, o viceversa.
Hay muchos tipos de delincuentes y la rehabilitación no siempre tiene éxito. Sin embargo, la rehabilitación es un proceso que dura toda la vida y que puede ayudar al delincuente a empezar una nueva vida fuera de la cárcel con un sentimiento de autoestima y dignidad.
No sé lo que me depara el futuro, pero confío en que podré dar un giro a mi vida. Sé que hay muchas personas que han pasado por situaciones similares y han podido tener un impacto positivo en la sociedad después de salir de la cárcel.
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